Faltan muy pocos días para que la nueva ley antitabaco entre en vigor y algunos colectivos se preguntan si se han tenido en cuenta las consecuencias económicas de un cambio tan radical en tan poco tiempo. Desde la Federación Nacional de Cultivadores del Tabaco, por ejemplo, denuncian que una actitud tan prohibicionista choca frontalmente con las políticas de apoyo al cultivo en las zonas rurales deprimidas sin otras alternativas de cultivo. El colectivo hostelero parece ser el más perjudicado: no sólo tendrá que asumir los gastos de las reformas para adecuar los locales sino que se prevé una reducción de ingresos de unos 1600 millones de euros, según la Federación Española de Hostelería. Los estanqueros, por su parte, aseguran que la prohibición de hacer publicidad sólo va a beneficiar a las grandes marcas, que podrán publicitarse indirectamente gracias a los “derechos adquiridos” cuando los productos hayan sido comercializados con anterioridad a la entrada en vigor, mientras que las pequeñas no se podrán dar a conocer y al final se acabará en un oligopolio. Y en el Sector del Regalo Promocional, los productos para fumadores ya han empezado a notar las consecuencias, y objetos como encendedores o ceniceros son cada vez menos solicitados a los distribuidores de productos por considerarse “poco adecuados”. Pero la presión social que empieza a evidenciarse y las altas multas que se impondrán por desobedecer, que oscilarán entre 30 y 600.000 euros, no dejan lugar a dudas: el porcentaje de fumadores que existe en nuestro país -que ronda el 30%- va a disminuir cada vez más y se avecinan tiempos de cambios inevitables.